domingo, 25 de noviembre de 2018

Carencias. No aferrarse. Soltar.

Después de que hubiera escrito el post sobre las habilidades de mierda de relacionarme con amigas que he tenido siempre, al día siguiente, todo el trayecto que tengo que conducir hasta clase lloré como nunca. Hacía mil que no recordaba que hubiera llorado así. Es un alivio, ciertamente. Supongo que esas lágrimas arrastraron hacia fuera un poquito a Ander también. Y es que no puede ser que me aferre a alguien así, de la nada, cualquiera que pasa y me hace un poco de caso me quedo enganchada. Y eso lo vi el jueves.

El jueves tuve comida. Con 3 chicas del que fue mi trabajo hasta agosto. Y es que mantenemos relación de un grupo de whatsupp que tenemos hecho. Para decir gilipolleces y eso, y de vez en cuando quedar. Y eso, que el jueves quedamos para comer. Una de ellas es la amiga de Ander, Joane. Las otras dos Izaro y Miren.

Miren es muy espiritual, hace acupuntura y entiende un montñon de cosas de ese mundillo. Tiene unas manos que lo curan todo, anda que no habré ido clavada a trabajar sin poder girar el cuello y con dos toquecitos, me ha dejado apañada! Izaro es una cabra loca. Muy del mundillo espiritual también, extremadamente sensible. Diferente. Sincera y muy loca, vaya. Y Joane es la más jovencita de todas nosotras, otra loquilla, más terrenal, demasiado buena para este mundo.

Primero nos juntamos Miren y yo, mientras Joane salía del turno de mañana e Izaro llegaba después de apañar su vida maternal. Me puso al día sobre sus amores, de cómo le iba. Después vino Izaro y también ella me puso al día, de su nuevo ligue, de cómo se había enganchado a él, de cómo era, de dónde lo conoció, de cómo habían quedado.... Y me identifiqué con ella. Y es que en ciertos aspectos somos totalmente iguales.

Os cuento brevemente su historia: Madre de 3 niñas monísimas, recién separada este año de un marido que más bien era otro bebé más que le hace la vida imposible, la oveja negra de la familia, la que destaca, la que piensa por sí misma y actúa en consecuencia, la que no tuvo infancia fácil. Y ahora, sin marido y un hueco que rellenar en su corazón primero conoce en un curso a un chico, que la deja prendada y después desaparece. Después conoce a otro, pero sólo quedan para echar unos polvos, ninguno de los dos está interesado en el otro en el sentido del amor, sólo se gustan para sexo. Y después conoce a otro, al último que la deja prendada y de nuevo se acojona y desaparece, le da largas. Y contaba que tal vez fuera por ella, que en cuanto conocía  a alguien que la trataba con cariño, se interesaba en ella, se aferraba a él como me pasa a mí. Tal vez por rellenar algunas carencias.

Carencias. A esa palabra quería llegar. Y me identifico en ese punto con ella, porque ella se  quedó colgada por la manera en la que él le trataba, su manera de hacer las cosas, de hablarle...lo que fuera. Y a mi me pasa igual. Ander me pone loca, por su sonrisa, esos labios, la  manera de hablar, los gestos, de cómo me agarró la mano cuando vio que estaba de los nervios...No sé, esos detalles. Aparte de que está buenísimo, pero el chico de Halloween, el ex culturista con el que me lié, está buenísimo también pero su personalidad no me gusta como para engancharme de él, no tiene ese "algo" que me engancha de alguien. 


Una de mis fotos, ya sé que no tiene nada que ver con el post, pero era por poner algo.

Y en la comida salió el tema. De porqué no habíamos vuelto a quedar. Les comenté las dos veces que me dio largas, las condiciones que me puso para quedar... Y empecé a contarlo y me quedé hasta bloqueada, tartamudeando, y en blanco, que tuve que empezar a recapitular todo porque me olvidé. Me puse de los nervios cuando me preguntaron por Ander. Me entraron calores por todo el cuerpo solo de hablar de él. Casi me da algo para no empezar a llorar allí en medio de todo. Ya lo que me faltaba.

Y al final, puedo añadir a Ander también al post anterior, de tíos que de repente desaparecen. Desde el martes que le di los buenos días y me respondió con esos iconos de mierda, que puta manía de no escribir frases, no, sólo un icono de mierda, no sé nada de él. Si no le escribo yo parece que él pasa. Otra vez que sigo siendo demasiado mierda para alguien. Y esta vez ya sí, no voy a volver a escribirle. Tengo que soltarlo. No voy a mendigar 5 minutos de amor. Cinco. No. Nunca más. Estoy harta de ser tan mierda de que pasen siempre de mi cara. No sé cómo solucionarlo.

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