viernes, 6 de septiembre de 2019

Patrones que se repiten

¿Os acordáis que hace un par de semanas quedé con un tipo de una app de buscar follamigos? Sí, con Mikel. Resulta que antes de quedar me hablaba todos los días por whatsapp. Que si audio por aquí, parrafadas por allá... Después de que quedáramos, que en principio se supone que dijo que se lo pasó bien, lo cual sería por cortesía. Porque cada vez me empezó a hablar menos, cuando yo le escribía las respuestas eran cada vez más escasas... según él, porque estuvo con gastroenteritis y no tenía ganas de nada. Y así más de una semana.... y hasta el día de hoy que si yo no le escribo él no da señales de vida.



Me empezó a hablar otro chico. Lo acepté porque ponía que era de Madrid. Distancia. O sea, cero problemas. Y resulta que es de aquí pero lleva viviendon en Madrid 10 años. Se llama Ivan. Viaja mucho por trabajo y venía aquí para una semana. Me dijo de quedar. Pasé del tema. Y el último fin de semana que le quedaba de estar por aquí bajé a la ciudad a hacer unas compras, con las dudas de si decirle de quedar o no. ¿Sabéis esa sensación de que quieres hacer algo pero en parte no? Un sí pero no. Un cuidado. Un no te metas en eso porque vas a salir escaldada. Y bajé a la ciudad. Con dudas. Hice las compras y fui al bar de siempre a tomar un café y a leer un poco. Y decidí escribir a Mikel por si se animaba a tomar un café, hacía días que no sabía de él. Me dijo que estaba fuera, pero a la vuelta que quedábamos (no he vuelto a saber de él). Así que me animé y le dije a Ivan que si aun no había marchado a Madrid y le apetecía, que le invitaba a un café. Y vino. Tardó hora y media y se plantó en la ciudad sin pensarselo dos veces.

Debo decir que Ivan en fotos no me hacía mucha gracia. Tenía una foto con pelo largo que tenía su punto pero en las demás no salía bien. O bueno, salía como es, no de mi tipo. Pero de perdidos al río, total para un café... lo poco que habíamos hablado parecía un tipo majo. 

Y cuando llegó y fui hacia donde estaba, vi un pivón. Alto, pelo largo en coleta, ojazos azules y una sonrisa que derretía. Las fotos no le hacían justicia. Me atrajo desde el primer momento. Una cerveza llevó a otra, tomamos tres, me dijo de ir a cenar... Estuve muy agusto con él, un tipo simpático. 

Nos despedimos. En cuanto llegué al coche ya tenía un mensaje de él, y lo escribo textualmente :" "Eskerrik asko (gracias) por la tarde-noche, espero que no te hayas arrepentido de haber quedado, te debo unas palomitas, en esa estaré menos cortado..."

Nos reímos mucho. A mí casi se me desintegraron las bragas. Bufff. Como con Ander, me atrajo de una manera exagerada. Si lo volviera a ver sería una persona por la que facilmente perdería la cabeza.

Y desde entonces, ya apenas me habla. Me habló hace dos días, justo a punto de salirme para el trabajo. Le dije que en un rato hablábamos y de mientras le pregunté algo. Dijo que me esperaba. Pero no me respondió ni ha vuelto a escribirme.

Siempre repito el mismo patrón: Me hablan mucho hasta que me ven. Teóricamente se lo pasan bien. Después desaparecen.  Y éste es uno de los motivos por los que no me gusta acercarme demasiado a la gente. Porque pienso que por fin voy a tener un amigo y después se esfuman. Lo mismo con las chicas. Con una del gym que parece que le caigo bien pero después fuera de temas de gym no hemos quedado nunca. Y yo he hecho el intento de proponerle cosas. Y siempre es que no. 

¿Qué hago mal?

1 comentario:

  1. No creo que sea cosa tuya. Quiero decir que si todo va bien y tal a lo mejor tienes el don de encontrar gente que no quiere nuevos amigos D:

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Desde aquí quiero decirte que lo siento. Me respondo tus preguntas. A mí misma, ya que a tí no pude respondértelas. No sé qué me pasa, pe...